Desde el año pasado, los países de Occidente han tratado de convencer a China para que los ayude a poner fin a la guerra de Ucrania. Ahora, Pekín ha dado su respuesta más firme hasta el momento, una que no le gustará a muchos occidentales.
En los últimos días, China ha lanzado una asertiva ofensiva que comenzó con la gira por Europa de su jefe de la diplomacia, Wang Yi, quien luego fue cálidamente bienvenido por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Moscú.
Pekín también ha hecho dos publicaciones sobre su posición ante el conflicto ucraniano. El primer documento ofrece una solución a la guerra y el otro describe un plan para la paz mundial.
Ambos retomaron en gran medida los puntos de diálogo que China promovió el año pasado y en los que pide respeto por la soberanía (de Ucrania) y la protección de los intereses de seguridad nacional (de Rusia), al tiempo que se opone al uso de sanciones unilaterales (como las de EE.UU.).
Puede que eso no impresione a Occidente, pero convencer probablemente nunca fue el principal objetivo de Pekín.
Los intereses de China
En primer lugar, el país asiático busca posicionarse como un pacificador global.
Una pista obvia sobre a quién está realmente tratando de convencer se encuentra en uno de sus documentos, donde menciona cohesionar al Sudeste Asiático, África y América del Sur, lo que es llamado el Sur Global.
Al predicar una visión alternativa a un orden mundial liderado por Estados Unidos, Pekín está cortejando al resto del mundo, que observa cómo maneja Occidente la crisis de Ucrania.
Pero otro objetivo es enviar un mensaje claro a Estados Unidos.
bbc.com