Niños de menos de 10 años están siendo enviados por adultos a robar las cajas fuertes de bares de Manhattan y Brooklyn por al menos ocho meses.
En la ciudad de Nueva York se desarrolla un historial de crímenes que parece haber sido sacada de la obra de Charles Dickens, adultos “dirigiendo” a menores de edad que no parecen tener más de 10 años para robar negocios desprevenidos.
Los pequeños delincuentes han azotado los bares del lado este y oeste de Manhattan y Brooklyn durante varios meses, pasando de robar dinero de bolsas desatendidas a robar efectivo de cajas fuertes que están abiertas en dos bares en las últimas semanas, de acuerdo con los trabajadores y propietarios de los establecimientos.
Los niños al principio tratan de pedir dinero para recaudar fondos para su “equipo de baloncesto” y luego se dedican a sus fechorías.
En varios de los hechos, se vio a adultos esperando a los infantes afuera de los negocios tras ser saqueados.
“Lo extraño es que parece una historia moderna de ‘Oliver Twist’”, expresó un gerente de Lexington Publick, uno de los varios bares del propietario Jacob Rabinowitz visitados en los últimos meses.
“Cuando salen, hay un hombre o una mujer esperándolos y dirigiendo”, dijo Rabinowitz. “Estos son niños pequeños, ¡esto es abuso infantil!”
Los crímenes infantiles iniciaron hace unos ocho meses, cuando dos menores causando estragos en diferentes ocasiones en Amsterdam Ale House en West 76th Street en el Upper West Side, tomando todo lo que podían robar de las bolsas desatendidas.
Según el gerente Whitney Kaufman, las cosas se salieron de control en el mes de febrero cuando la pareja de ladronzuelos tomó comida de una mesa, empujó a un cliente y mostró un cuchillo.
“Vi a un niño tomar un ala del plato de alguien y comérsela”, dijo Kaufman.
“Fui a escoltarlo y él me maldijo. El niño de 8 años se dio vuelta y me dijo: ‘No tengo que hacer nada de lo que dices señora gorda’ y me dio un puñetazo en el estómago. Corrió hacia la parte trasera del restaurante y robó un juguete de niño. Luego agarró un cuchillo de la mesa y lo blandió como si fuera un arma. Empujaron a un invitado”.
Más recientemente, el 13 de agosto, un niño ladrón volvió a sus andanzas criminales en Upside en Amsterdam en West 89th Street en el lado de Upper West, robando $600 dólares en efectivo de una caja fuerte registradora, indicaron las autoridades.
La dueña del bar, Stephanie Slone, de 40 años, dijo que había visto previamente al menor, quien le dijo al personal del establecimiento que tenía 8 años, con un niño más grande que pedía donaciones para su equipo de baloncesto, ofreciendo detalles escuetos del supuesto equipo.
La noche del crimen “era solo el más joven”, declaró Slone. Esperó hasta que el mesero fuera al baño para bajar a la oficina, de acuerdo con un video de vigilancia proporcionado al medio New York Post.
“Puedes verlo mirando en cada área y puerta y luego se da cuenta de la oficina y entra”, dijo.
La mujer dijo que parte de la cerradura de la caja fuerte no estaba asegurada.
Slone dijo que el bar ahora está pensando en prohibir la entrada de niños que no estén acompañados por un adulto.
“Los padres obviamente los obligan a hacer eso y les han enseñado qué hacer. . . es triste”, dijo.
El pasado lunes a las 8:30 de la noche en Lexington Publick en Lexington Avenue y East 97th Street, uno de los pequeños criminales sacó cerca de $700 dólares en efectivo para gastos menores de la caja fuerte, señaló el gerente del bar, quien prefirió estar bajo anonimato.
“El niño se acerca, abre la puerta del baño, mira detrás de él para asegurarse de que nadie esté mirando y luego cierra la puerta audiblemente, para que suene como si hubiera entrado al baño”, dijo, después de revisar el video de vigilancia. .
“Y luego simplemente se deslizó hasta la oficina de abajo”.
El menor estuvo abajo en la oficina por al menos siete minutos.
“Era un montón de billetes bastante grueso, así que se lo metió en la cintura, se metió la camisa encima y luego se cubrió el área del torso con la carpeta”, dijo.
Cuando se fue, el infante le hizo un comentario subido de tono al camarero.
“Acabo de sufrir una gran mier–, así que no vuelvas a eso por un tiempo”, dijo el niño.