Jason Jackson y Olga Kirshenbaum eran una feliz pareja que residía en un edificio de Brooklyn, según sus vecinos, que fueron hallados tres días después de un supuesto asesinato-suicidio.
Los residentes de una calle ubicada en Brooklyn quedaron estupefactos por el presunto asesinato-suicidio que la policía cree que fue perpetrado por otra persona.
Identificados como Jason Jackson y su pareja, Olga Kirshenbaum, de 34 años, fueron hallados muertos la madrugada del miércoles en su apartamento en Second St. cerca de Fifth Ave. en Park Slope, informaron las autoridades.
Kirshenbaum era una autora establecida y dueña de Rags to Riches Consulting, donde ofrecía asesoramiento financiero a artistas y creativos, de acuerdo con su página web.
Los dos recibieron impactos de bala en la cabeza, señalaron los funcionarios. Se descubrió una pistola cerca del cadáver de Jackson, lo que condujo al Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) a pensar que le disparó a Kirshenbaum y luego se suicidó.
El edificio era la casa de infancia de Jackson, expresaron los residentes y amigos, alegando que no podían imaginar que el cocinero mataría a su novia de tres años, y mucho menos a sí mismo.
“[No] podría haber sido él”, expresó un viejo amigo y vecino de Jackson, que se identificó solo como Mook.
“Pensé que alguien les había hecho eso”, dijo. “Alguien se coló allí e hizo eso. Dije: ‘No, ese no es Jay’. Jay siempre está feliz’. No hay forma de que él hiciera algo así’”.
Jackson y Kirshenbaum fueron hallados sin vida en el apartamento a la 1:00 de la madrugada del miércoles. Un pariente preocupado descubrió a las víctimas luego de no poder comunicarse con ellas. El familiar llamó a un cerrajero para que abriera la puerta cuando nadie atendió, informó Daily News.
Los oficiales manifestaron que no había señales de conflictos internos. Nunca antes habían llamado a la policía para controlar cualquier discusión entre Jackson y Kirshenbaum, explicó una representante del NYPD.
Las residentes describieron a Jackson como un hombre sonriente y amigable que saludaba a todos los vecinos y les abría la puerta.
El tiroteo que terminó con sus vidas tuvo lugar alrededor de las 10:00 de la noche del domingo, tres días antes de que se hallaran sus cuerpos, señaló Mook.
“Me duele porque realmente lo escuché”, recordó. “Mi esposa y yo estábamos sentados en la cocina cenando y de repente escuchamos un grito, como el grito de una niña”.
Dos ruidos explosivos estallaron en rápida sucesión, recordó el hombre.
“Nos miramos y dijimos: ‘¿Escuchaste eso?’ Y mi esposa dijo: ‘Vaya, sí’. No estaba lejos. Lo escuchaste como si estuviera ahí mismo. Fue ruidoso. Pensamos: ‘¡Esos fueron disparos!’ No le prestamos atención”.
Mook no se percató de que la balacera provenía del apartamento de Jackson hasta que se descubrieron sus cadáveres.
Por Marlyn Montilla