
La crisis humanitaria y política que devasta a Haití ha llevado a República Dominicana a tomar medidas sin precedentes para proteger su seguridad, su economía y su estabilidad social. En un contexto donde la comunidad internacional ha mostrado una preocupante indiferencia, el presidente Luis Abinader convocó a un diálogo de alto nivel que reunió a líderes políticos, representantes sociales y expertos con un objetivo claro: diseñar una estrategia integral que permita al país blindarse ante los crecientes riesgos que emanan del colapso de la nación vecina. El resultado de este proceso fue un informe histórico entregado por el Consejo Económico y Social (CES), que no solo analiza los principales frentes de vulnerabilidad, sino que también propone soluciones concretas para enfrentar una crisis que, según el mandatario, ya ha traspasado todas las fronteras.
El presidente Abinader destacó que la madurez política demostrada durante el diálogo refleja la fortaleza de las instituciones dominicanas, donde distintos sectores lograron unificar criterios en un tema tan complejo y sensible. “Este ejercicio no solo nos permite estar mejor preparados, sino que también demuestra que, como país, somos capaces de anteponer el interés nacional a cualquier otra consideración”, declaró el mandatario. Sin embargo, advirtió que, sin el apoyo de la comunidad internacional, los esfuerzos locales serán insuficientes para contener una crisis que ya tiene impactos directos en la seguridad, la economía y la cohesión social de República Dominicana.
El informe del CES identifica seis áreas críticas que requieren atención urgente: migración irregular, que ejerce una presión creciente sobre los servicios públicos y la seguridad fronteriza; comercio bilateral, afectado por la inestabilidad en Haití y la caída de las exportaciones dominicanas; desarrollo de comunidades fronterizas, donde la pobreza y la falta de oportunidades agravan las tensiones; seguridad nacional, ante el riesgo de que grupos armados haitianos traspasen la frontera; relaciones internacionales, con el objetivo de buscar mayor apoyo y soluciones conjuntas; y asuntos laborales, para regular el empleo de ciudadanos haitianos en el país y evitar la explotación.
Uno de los hallazgos más preocupantes del informe es la falta de respuesta internacional, que según el presidente Abinader ha dejado a República Dominicana en una posición de alta vulnerabilidad. El mandatario anunció que llevará este tema a la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde expondrá con datos concretos el abandono de la comunidad internacional hacia Haití y sus consecuencias para la región. “No podemos seguir esperando a que otros actúen”, declaró Abinader, quien advirtió que la inacción no solo agrava la situación en la isla, sino que también aumenta los riesgos para los países vecinos, incluyendo oleadas migratorias descontroladas, inestabilidad económica y posibles conflictos sociales.
El presidente del Senado, Ricardo de los Santos, respaldó las conclusiones del informe y llamó a los expresidentes y líderes políticos a trabajar en una política de Estado que trascienda los cambios de gobierno. De los Santos destacó que la crisis haitiana no es un tema de un solo mandato, sino un desafío de largo plazo que requiere consenso y continuidad. “Este es un momento para dejar atrás las diferencias y enfocarnos en lo que realmente importa: la protección de nuestra soberanía y el bienestar de nuestra gente”, afirmó, al tiempo que confió en que las próximas reuniones con los expresidentes permitan avanzar en esa dirección.
Mientras el gobierno dominicano comienza a implementar las recomendaciones del CES, las autoridades mantienen una vigilancia constante en la frontera y preparan protocolos para enfrentar posibles escenarios de inestabilidad regional. Entre las medidas inmediatas destacan el refuerzo de los controles migratorios, la implementación de programas de desarrollo socioeconómico en zonas fronterizas y la coordinación con agencias de cooperación internacional. Sin embargo, el éxito de estas acciones dependerá, en gran medida, de la respuesta de la comunidad internacional, especialmente tras el llamado que Abinader hará en la ONU.
El mandatario confía en que, con un mensaje claro y datos contundentes, se logre movilizar los recursos y voluntades necesarias para estabilizar Haití y proteger a la región. Mientras tanto, República Dominicana sigue demostrando que, incluso en los momentos más difíciles, la unidad y la planificación estratégica pueden marcar la diferencia. Pero el presidente fue claro: el tiempo se agota, y la indiferencia internacional tiene un costo que, tarde o temprano, todos pagarán. La pregunta ahora es si el mundo estará a la altura del desafío, o si República Dominicana tendrá que seguir enfrentando sola una crisis que ya es de todos.