El Parlamento de Venezuela declaró este martes persona non grata a la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, en respuesta a los ejercicios militares conjuntos que su país realiza con EE.UU. cerca de las costas venezolanas. La medida, aprobada por unanimidad, refleja el enfado de Caracas por lo que considera una provocación y una amenaza a su soberanía.
El buque de EE.UU. que encendió la mecha
Un buque de guerra estadounidense llegó a Puerto España para participar en operaciones contra el narcotráfico, que incluyen el bombardeo de 14 presuntas narcolanchas con un saldo de 57 muertos. El gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado que estas maniobras son una fachada para justificar una posible intervención militar en Venezuela.
El presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, fue contundente: «Venezuela ama al pueblo de Trinidad y Tobago, pero es una basura de gobierno», antes de someter a votación la declaración de Persad-Bissessar como persona non grata.
La respuesta de Trinidad y Tobago
Persad-Bissessar restó importancia a la medida, calificándola de «inútil» y sin efecto en su gestión. «Esto solo continúa con su patrón de intentar intimidar a sus vecinos más pequeños», declaró a la AFP, cuestionando por qué Maduro no dirige sus críticas al presidente Donald Trump, a quien acusó de ser el verdadero responsable de las tensiones en la región.
El conflicto gasífero y la migración
La tensión entre ambos países se agravó tras la anulación de un acuerdo gasífero por parte de Venezuela, que afecta al proyecto Dragón, un yacimiento con 120.000 millones de m³ de gas. Persad-Bissessar respondió con firmeza: «Nuestro futuro no depende de Venezuela».
Además, Trinidad y Tobago ha implementado un plan de deportación masiva de migrantes indocumentados, lo que afecta directamente a los 40.000 venezolanos que residen en el archipiélago. «Los ciudadanos venezolanos no tienen que pagar por esto», declaró Yesika Mohammed, una venezolana con doble nacionalidad.
El papel de EE.UU. en la región
El despliegue militar de EE.UU. en el Caribe, que incluye la llegada de un portaviones, ha sido interpretado por Maduro como una estrategia de presión para desestabilizar su gobierno. Mientras tanto, Persad-Bissessar ha reafirmado su apoyo a las operaciones antinarcóticos, argumentando que son necesarias para la seguridad regional.
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